El Nuevo Día-
A medida que se acerca el 11 de junio, el tono de la retórica estadista va alcanzado niveles insospechados. Videos, gráficas, columnas, anuncios en la radio, televisión y prensa escrita, saturan el terreno que apenas comenzaba a recuperarse del estruendoso ruido proselitista de la pasada campaña electoral. En sólo seis meses nos encontramos nuevamente sumidos en medio de una campaña que anuncia el escenario apocalíptico con el que nos toparemos el lunes, si no acudimos a las urnas este próximo domingo.
Y es que el movimiento estadista, incapaz de convencer al electorado, enfila todas sus apuestas a confundirlo. Conscientes del poco entusiasmo que este proceso amañado ha generado, recurren a la vieja y confiable estrategia del miedo. Millones de dólares despilfarrados en una campaña digna de la autoría de Edgar Allan Poe. “Si no votas pones en peligro los programas de Vivienda Pública, Asistencia Nutricional y hasta tu Beca Pell”, repetía una y otra vez una “tumbacocos” que circulaba por mi barrio. “Todo el que no salga a votar dará un apoyo sólido a Maduro”, escribía un analista político en su cuenta de Twitter. Las teorías de conspiración más descabelladas parecen cobrar sentido en la mente de algunos analistas de corte estadista, quienes han profanado la tumba del macartismo para lucir sus empolvadas galas rumbo al evento plebiscitario. El absurdo parece haberse apoderado del debate público y a nadie en el PNP parece importarle.
El efecto del discurso caricaturesco adoptado por los estrategas que desarrollan la campaña estadista ha causado hastío en la ciudadanía. La manifestación de este descontento por lo absurdo de los argumentos empleados por la Palma ha cobrado forma en la figura del “meme”. La ya famosa creatividad boricua no deja de sorprendernos y se ha desbordado en contra del proceso plebiscitario. Imágenes comparativas de cómo es Puerto Rico sin la estadidad versus cómo sería con ella, han inundado las redes. Chozas frente a mansiones, vehículos destartalados frente a lujosos autos deportivos, desolados parajes frente a paradisiacos paisajes y hasta figuras de nuestra cultura popular frente a sus homólogos del norte son algunas de las comparativas que buscan ilustrar a través de la hipérbole las fantasiosas promesas de las que se ha valido el liderato de la palma para defender su ideal.
El electorado puertorriqueño descartó mayoritariamente el plebiscito como un ejercicio serio de descolonización. Contrario a experiencias pasadas, la estrategia del miedo solo ha dejado en evidencia el desespero del grupo estadista para tratar de movilizar electores. Tanto en las redes, como en la vida real, el plebiscito se convirtió en un meme… ¡Un chiste! La metáfora no necesita explicación.
Leer publicación original en El Nuevo Día: https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/elmemeplebiscitario-columna-2329143/