EL NUEVO DÍA-
"La locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes". (Albert Einstein)
El pasado 19 de junio de 2017, comparecí por escrito ante el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas de la misma manera que lo hice hace siete años. Lo hice con el conocimiento de que, además de ser un espectáculo mediático, solo les llena el apetito público a las mismas personas que esperan con ansias locas esta fecha para que la prensa los cubra.
Basé mi ponencia en tres aspectos fundamentales: el resultado del plebiscito del 11 de junio; la Resolución JG-2016-07 de la Junta de Gobierno del Partido Popular Democrático y siete puntos en los que sostengo cómo se encuentra el país y mis recomendaciones.
Comparto con ustedes parte de la ponencia: “El pasado 11 de junio, el Partido Nuevo Progresista (PNP), hoy partido de Gobierno, desperdició una gran oportunidad para realizar un plebiscito de estatus legítimo, y optó por una consulta diseñada para conjurar una mayoría artificial a favor de “la estadidad”; es decir, la integración total de Puerto Rico como un estado más de Estados Unidos.
El proceso fue uno amañado, que lejos de adelantar la solución a la controversia sobre el estatus político del país, constituyó una farsa sin consecuencia alguna, que no sea la confusión, el encubrimiento temporero de los gravísimos problemas fiscales y sociales del país, y la vergüenza para el pueblo de Puerto Rico. Y en su ánimo de trampa, el PNP incluso realizó dicho referendo en abierta violación a una ley federal que al menos le hubiera concedido aires de legitimidad.
Como presidente del PPD, llamamos al boicot del mal llamado plebiscito; y el boicot, apoyado por múltiples y diversos sectores de la sociedad puertorriqueña, prevaleció de forma contundente. El pueblo de Puerto Rico, sabiamente, decidió protestar, enviando un fuerte mensaje al abstenerse súper-mayoritariamente. El pueblo, en su sabiduría, decidió no prestarse para, ni ser cómplice de fraudes.
Bajo el Derecho Internacional, los pueblos, incluyendo a Puerto Rico, tienen derecho a la plena autodeterminación. Pero si algo es claro, es que Puerto Rico no es un pueblo independentista. Puerto Rico atesora su vínculo especial con Estados Unidos. Y aunque el partido actual de Gobierno trate de confundirles, como confundió a una pluralidad de sus correligionarios, les aseguro que Puerto Rico tampoco es un pueblo que quiera desaparecer asimilándose dentro de otro. Puerto Rico es un pueblo que reclama, conforme a su derecho natural, el retomar su propio camino de desarrollo social, político, cultural y económico, con arreglo solo a su propia voluntad y a la realidad objetiva. Esa voluntad soberana del pueblo de Puerto Rico, no puede expresarse en procesos diseñados para contradecirla y distorsionarla, como se intentó el pasado 11 de junio.
Todos tenemos la responsabilidad de trabajar para escuchar y hacer valer la voluntad real de Puerto Rico sobre su futuro status político. Y cuando digo todos, no me refiero únicamente a los puertorriqueños, ni tampoco a la obligación jurídica de Estados Unidos de procurar el máximo gobierno propio de Puerto Rico. Me refiero también al deber de la comunidad internacional y de estas Naciones Unidas de actuar afirmativamente y erradicar del mapa todo vestigio y rastro de subordinación política colonial”.
Además, basado en la Resolución JG-2016-07 aprobada por el PPD, incluí la postura del partido, la que no ha sido enmendada o derogada por Resolución alguna. La resolución establece la consulta del Sí y el No, y una segunda parte que ante el triunfo del No o la falta de respuesta congresional, representará un mandato para convocar una Asamblea Constituyente.
Comparto nuevamente parte de lo escrito: “Del lado nuestro, he propuesto y reitero, que procede un plebiscito que realmente mida las fuerzas asimilistas de la “estadidad” contra la voluntad puertorriqueñista de afirmación nacional; un verdadero e inexpugnable plebiscito de “Estadidad Sí o No”, avalado federalmente. Les convoco a apoyar esta ruta y a participar de ese proceso, como observadores y guardianes de la moralidad y la legalidad internacional, una vez lo encaminemos. Les aseguro que, tras realizarse tal plebiscito, la voz de Puerto Rico se escuchará clara y fuertemente, sin necesidad de interpretación alguna.
Y esa afirmación de las fuerzas puertorriqueñistas deberá entonces encaminar un nuevo proceso constituyente justo y productivo, que incluya a todos nuestros hermanos estadistas, pues me consta que los estadistas son tan puertorriqueños como todos los demás, que aman a Puerto Rico como todos los demás, y sin ellos, el pueblo de Puerto Rico simplemente estaría incompleto.
Esa nueva constituyente debe definir al Puerto Rico del Siglo XXI, en adelante: reivindicado y fortalecido en su auto-gobierno, pero también estableciendo para si las nuevas normas constitucionales que garantizarán el buen gobierno; la gobernanza realmente democrática, transparente, moderna, eficaz y fiscalmente responsable; consciente que un status político o forma de gobierno sólo puede juzgarse como positivo si posibilita y potencia el mejoramiento y progreso individual y colectivo, en respeto a la dignidad humana inherente.
El Pueblo de Puerto Rico no puede seguir sometido a consultas irrelevantes, y respetuosamente, tampoco a rituales, ni peregrinaciones anuales inconsecuentes. Seguir emitiendo resoluciones idénticas año tras año sobre el inalienable derecho a la independencia de Puerto Rico -derecho el cual nadie cuestiona- no ha adelantado ni un paso la solución del problema político del nuestro país. Puerto Rico exige procesos y soluciones genuinas. Dialogo catalizador y buenos oficios”.
El gobernador Ricardo Rosselló, en su desespero, luego de perder contra el boicot y sin recibir el apoyo en Washington de los resultados fatulos que llevó, me acusa de ambivalente y me invita a que lleve mi postura al Congreso, para que se consiga otro plebiscito, ahora Estadidad Sí o No. Propuesta que él ha rechazado en un sin número de veces y que desde 2012 ha cambiado de posición en más de diez veces.
Estoy en récord en Puerto Rico, en Washington y en las Naciones Unidas en lo que creo. Sin embargo, usted gobernador se ajusta para donde sople el viento. Vaya a usted a Washington y pida la estadidad con su resultado fatulo y, segundo, aprenda la historia de Estados Unidos: la estadidad se concede cuando se pregunta Sí o No.
Leer publicación original en El Nuevo Día: https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/gobernadorpidalaestadidadconsuresultadofatulo-columna-2333250/