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Las promesas rotas del PNP


EL NUEVO DÍA-

El escritor británico Charles Dickens dijo: “Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender”. El pasado 30 de junio, último día de la primera sesión ordinaria y cierre del año fiscal, se concretaba lo que nuestra delegación advirtió por meses: el burdo engaño al país del gobernador y la legislatura del Partido Nuevo Progresista (PNP) durante su campaña.

Si tomamos punto por punto las propuestas presentadas por el PNP y repasamos sus primeros seis meses de gobierno, tienen un cien por ciento de incumplimiento. Prometieron que la deuda se podía pagar y que un impago o quiebra era llevar el mensaje equivocado. Luego llegaron los impagos de la deuda, antesala a la quiebra que tanto demonizaron. El supuesto Plan para Puerto Rico era solo un libreto para mantener al pueblo entretenido y en la oscuridad de la noche sacar su carta debajo de la manga. ¡Ésta era la transparencia que nos prometían!

Prometieron bajar los impuestos. Luego nos sorprenden con un centenar de nuevos impuestos, todos aprobados durante esta primera sesión ordinaria, apostando a que en las próximas elecciones olvidaremos todo para engañarnos nuevamente. Prometieron inyectar $450 millones a la Universidad de Puerto Rico (UPR) para luego dejarla a su suerte y que fuera la Junta de Control Fiscal la que cortara $500 millones paulatinamente por los próximos años. Prometieron la creación de empleos con una reforma laboral, para después aprobar una “deforma” laboral que le impone más carga al empleado y que no ha creado un solo empleo. Prometieron un plan para salvar el sistema de pensiones y defender a los miles de retirados para luego presentar un recorte a las mismas sin asumir su culpa.

Pero lo que se puede considerar como lo más indignante de esta primera sesión ordinaria es el proceso atropellado y oscuro en la evaluación del presupuesto presentado para el nuevo año fiscal. Contradicciones de los jefes de agencias sobre sus presupuestos, desconocimiento de las partidas de donde saldrían los recortes, asignaciones faraónicas para gastos en servicios profesionales –sumados a los jugosos sueldos de varios jefes de agencias–, recortes drásticos a entidades sin fines de lucro para, al final de todo, permitir que la Junta de Control estableciera el presupuesto del país por primera vez en la historia y entregarse para no cargar con la culpa de los recortes. Aprendamos del fracaso de estos para no volver a caer en falsas promesas.

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